Pila de óxido de cobre.
En 1800, el italiano Alessandro Volta descubre la pila eléctrica. El invento de este generador de corriente continua supuso un gran avance en el campo de la electricidad y un gran apoyo en el desarrollo de la telegrafía eléctrica. Hasta entonces en la telegrafía, se había usado electricidad estática producida por la descarga de máquinas eléctricas.
Con la pila voltaica además de mayor potencia, lo que permitía mayor alcance de transmisión en los telégrafos. Se podía interrumpir el flujo de corriente a intervalos determinados y siguiendo un ritmo convencional para crear un alfabeto de comunicación.
En esta pila, el agente despolarizante es el óxido de cobre, mientras que el líquido excitador es potasa cáustica, que cuando se cierra el circuito ataca al zinc para formar zincato de potasa, sal muy solubre en el agua. El electrodo positivo es una lámina de cobre que lleva en su parte inferior una placa de cobre recubierta por óxido de cobre el polvo. Por encima de esta placa se introduce la disolución de potasa. Al cerrarse el circuito se forma zincato de potasa, sal muy soluble que no hace variar sensiblemente la resistencia de la solución alcalina, mientras que la reducción progresiva de óxido de cobre a cobre tiende a disminuir dicha resistencia. La fuerza electromotriz de esta pila alcanza solamente 0’9 voltios, pero su resistencia interna es muy pequeña, del orden de 0’33 ohmios. Este modelo fue fabricado por Branville & Cie, en París.
Puedes ver este tipo de pilas y otras en la Sala de Telegrafía del s.XIX.