En el centro de Madrid se encuentra este rincón tan especial, cuya fundadora, Clotilde García del Castillo, estableció como misión del mismo conservar y difundir las obras de Joaquín Sorolla. El sello representa la Sala II que en su día fue el despacho del pintor, el lugar donde solía recibir a sus clientes y donde exponía algunas de sus obras. La sala conserva muebles y decoración original, incluso, el sofá mantiene hoy día la tapicería original. Actualmente esa sala está dedicada a los retratos familiares como los de su mujer Clotilde o sus tres hijos.