Carlos Orduña Muñoz (1836 – 1903), malagueño de nacimiento, fue telegrafista del Estado, inventor, empresario e ingeniero de caminos. Ingresó en Telégrafos como subdirector segundo en 1858.
En 1862, encontrándose destinado en Málaga, ideó un modelo de traslator (repetidor automático de las transmisiones). Desde principios de 1869 y en Madrid, tomó parte activa en la publicación de La Semana Telegráfica, nacida tras la Revolución de 1868 con un perfil más laboral que la científica y oficialista Revista de Telégrafos.
En setiembre de 1870 fue designado por el Ministerio de Ultramar para hacerse cargo de los telégrafos de Puerto Rico, disponiendo enseguida un nuevo montaje de las estaciones para mejorar el servicio. De su actividad en la isla hasta finales de 1878 se han conservado diversos informes y propuestas organizativas.
Allí también concibió un dúplex telegráfico (equipo para la transmisión simultánea por una línea en los dos sentidos), que encargó construir en París al célebre taller de Bréguet en 1877, y patentó en Francia y España (1880), siendo ensayado con éxito en Madrid en 1879, y utilizado después regularmente durante un tiempo en la línea Madrid-Valladolid.
Ascendido a director de sección de primera en 1880, el director general de Correos y Telégrafos Cándido Martínez Montenegro (1881-1883) le encargó de su secretaría, y debió ser el proponente de su nombramiento de comisario general de España en la Exposición Internacional de Electricidad de París de 1881 y miembro del Congreso de Electricistas que la acompañó. Su dúplex obtuvo medalla de oro en la muestra.
El cambio de titular en la Dirección General debió proporcionarle algún disgusto que afectó a su salud y le hizo pedir la jubilación, que obtuvo en agosto de 1883. A partir de entonces fue adjudicatario de diversas subastas de material e instalaciones telegráficas, así como de las convocadas en 1886 para la construcción y explotación de las redes telefónicas urbanas de Bilbao, Málaga y Valencia.
En 1891 obtuvo una nueva patente española por «un procedimiento para que todos los vecinos de una población puedan hacer eléctricamente ciertas y determinadas señales a una oficina central, ya sea para pedir un mensajero para hacer recados, ya para pedir auxilio o socorro por cualquier accidente o siniestro inesperado». Su nombre figuró entre los colaboradores de la revista Electrón cuando empezó a publicarse en 1896.
En la fotografía, un traslator para dúplex Orduña.