El 24 de agosto de 1911, sale a la luz la Real Orden aprobando la transferencia a la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos, de la concesión, por parte del Estado, del servicio radiotelegráfico.
El Reglamento de 1908 estipuló la creación de una primera red de estaciones radiotelegráficas, compuesta por dos estaciones de primera clase, con un alcance de 1.600 kms, cinco estaciones de segunda clase –con un alcance de 400 kms–, y diecisiete estaciones de tercera clase –200 kms–. A la subasta pública sólo se presentó la Sociedad Española Oerlikon, que el 20 de mayo de 1908 cedió sus derechos a la recién creada compañía concesionaria del servicio público español de telegrafía sin hilos. Un año después sólo había construido las estaciones de Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife y Cádiz. El incumplimiento del contrato provocó en 1911 el traspaso de la concesión a una nueva compañía, la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos, que sólo construyó diez de las veinticuatro estaciones contempladas en el Reglamento de 1908.
Desde 1917 la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos fue plenamente operativa. La adopción de los acuerdos del nuevo Convenio Radiotelegráfico Internacional, firmado en Washington el 25 de noviembre de 1927, hizo que se autorizaran nuevas compañías concesionarias. En ese año se alcanzaron los 668.142 radiotelegramas. Las dificultades financieras hicieron que la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos se integrara en el Sindicato Transradio Española, que había obtenido una concesión el 30 de marzo de 1927. El 29 de abril de 1929 un Decreto ley rescindía el contrato de la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos y transfería a Transradio Española sus instalaciones.