Décimo tercer diseño original de Antonio Mingote. Corresponde al final de primera parte de la historia del ingenioso hidalgo. Para curar la locura de don Quijote el cura y el barbero quieren llevar a Don Quijote a su pueblo. Para que no pueda escaparse le quieren llevar en una jaula de palos. Cuando el caballero está dormido le atan las manos y los pies. Entonces se cubren los rostros y cambian los vestidos para que Don Quijote no les conozca. Cuando el caballero se despierta, se da cuenta de que está en una jaula. Se asusta mucho porque cree que está encantado y que las personas que le llevan son fantasmas de castillo.
Con este diseño se hizo un sello en el 1998, apareciendo en el primer minipliego. Se trataba de una serie episcolar escolar, con la que se pretendía enseñar en las escuelas el método para enviar cartas.