Lars Magnum Ericcson (1846-1926) fue un mecánico telegrafista sueco que fundó en 1876 la LM Ericsson & Co, que fabricaba teléfonos y centralitas telefónicas de gran calidad. En la actualidad, esta empresa es una compañía multinacional en el campo de las telecomunicaciones.
Trabajando muy duramente, pudo ahorrar el dinero suficiente para trasladarse a Estocolmo en 1867, donde encontró trabajo en la fábrica de equipos telegráficos. Durante once meses trabajó en la Compañía alemana Siemens & Halske en Berlín, donde se familiarizó con el funcionamiento y construcción de diversos tipos de telégrafos que se construían en sus talleres.
Después de estas experiencias de trabajo, volvió a Suecia y en 1876 abrió un taller electromecánico en Estocolmo, para dedicarse a la reparación de instrumentos telegráficos y otros equipos eléctricos. En ese mismo año, Alexander Graham Bell había patentado el teléfono en Estados Unidos, por lo que al año siguiente llegó el teléfono americano a Suecia. Cuando Ericsson vio el primer modelo de teléfono, se dedicó a mejorar su diseño y funcionamiento y en noviembre de 1878 salió de su taller el primer teléfono de fabricación nacional sueca. Un equipo de expertos, realizó varios ensayos para comparar los teléfonos de Ericson con los de Bell y finalmente se decidieron en 1881 por el teléfono Ericsson.
Ericsson se dedicó a la invención de nuevos equipos de telefonía; así, en 1880 diseñó un micrófono espiral, predecesor del de carbón, y poco después presentó un modelo de teléfono en el que el auricular y el micrófono se insertaban en el mismo receptáculo en forma de mango, lo que estableció un nuevo diseño que se impuso en el mercado mundial. En 1884 patentó también la primera centralita telefónica manual.
Ericsson nunca vio a su teléfono como un elemento técnico que interesara a las grandes masas, sino más bien como un juguete para personas de clase alta. Se retiró de la empresa en 1903 y falleció en Estocolmo en 1926.