Nikola Tesla (1856-1943) nació en Smiljan, una ciudad ubicada en lo que entonces era el imperio austrohúngaro, y ahora es Croacia. Fue físico, ingeniero mecánico, ingeniero eléctrico e inventor.
Comenzó los estudios de ingeniería eléctrica en la Universidad de Graz; en 1878 abandonó Graz (hoy Austria) y se dirigió a Maribor (hoy Eslovenia), donde obtuvo su primer empleo como ayudante de ingeniería; posteriormente estudió un año en la Universidad Carolina en Praga, en 1880, trasladándose después a Budapest para trabajar en una compañía de telégrafos. En 1882 viajó a París para trabajar como ingeniero en la Continental Edison Company (una de las compañías de Thomas Alva Edison). En junio de 1884 llegó por primera vez a los Estados Unidos, a la ciudad de Nueva York. Edison contrató a Tesla para trabajar en su Edison Machine Works. Empezó como un simple ingeniero eléctrico, resolviendo algunos de los problemas de la compañía.
Tesla tuvo la oportunidad de iniciar una revolución tecnológica más grande que la que logró Thomas Alva Edison, pues patentó cientos de inventos que aún se usan de manera cotidiana, inventos que parecen ser de tiempos actuales. Sus creaciones fueron desacreditadas por otros inventores de cultura capitalista que rechazaban aquellos proyectos sin fines de lucro, pues Tesla buscaba el beneficio de las personas sin lucrarse por ello. Por desgracia, gran parte de sus proyectos no salieron de su laboratorio de pruebas y de sus planos por los altos costes que representaban.
Algunos de sus inventos más notables son: las bombillas fluorescentes, los rayos X, el motor eléctrico (los mismos que usan los vehículos marca Tesla en la actualidad), el control remoto (como el mando a distancia de nuestros televisores), la tecnología inalámbrica (como los routers wi-fi), la corriente alterna (sin duda, de todos los inventos, fue el más importante) y la radio… sí, la radio, aunque la mayoría de la gente crea que fue Marconi.
La suerte nunca estuvo del lado de Tesla: si bien su genialidad fue insuperable, su capacidad para defender sus inventos y sus patentes no fue la mejor, lo que causó el robo más bochornoso que sufrió Nikola Tesla. En las escuelas aprendimos que Guglielmo Marconi fue el inventor de la radio pero, en realidad, Tesla había desarrollado un dispositivo que podía transmitir radiofrecuencias y mostró su funcionamiento durante una presentación en 1893.
Dos años después, un misterioso incendio sucedió en su laboratorio, reteniendo el desarrollo de su invención, pues se perdieron objetos como antenas, sintonizadores, etc. pero, a pesar de ello, pudo mejorar su invento para transmitir a más de 40 kilómetros en 1897. Por entonces, solicitó las patentes para su invento, pero fueron rechazadas las solicitudes para que en 1904 Marconi se adjudicara la invención de la radio y se hiciera con las patentes gracias a sus patrocinadores económicos, como Thomas Alva Edison.
En 1909, Marconi gana el Premio Nobel de Física por su supuesta invención, conteniendo 17 patentes pertenecientes a Tesla. En 1943, a Tesla le fueron devueltos los derechos de las patentes… demasiado tarde, pues ya creía todo el mundo que Marconi inventó la radio y Tesla acababa de fallecer.
Los últimos días de su vida los pasó Tesla solo, llevaba una vida solitaria y triste, falleciendo finalmente en 1943 en una habitación del hotel New Yorker de Nueva York, a la edad de 86 años. Sus cenizas reposan dentro de una urna con forma de esfera (su objeto geométrico favorito) en Belgrado, la capital de Serbia.