El 22 de abril de 2020 se cumplen 165 años de la implantación de la Telegrafía Eléctrica y de la creación del Cuerpo de Telégrafos.
El telégrafo eléctrico se inicia en España en 1854, cuando el Estado construye una primera línea de prueba entre Madrid e Irún, para poder enlazar con red telegráfica francesa y, a través de ella, con algunos países de Europa. El primer telegrama que salió de España fue el discurso de Isabel II abriendo las sesiones de las Cortes Constituyentes del llamado “bienio liberal”, el 8 de noviembre de 1854.
El éxito alcanzado hizo que el gobierno enviara a las Cortes un proyecto de ley para la construcción una de red telegráfica, que uniera Madrid con todas las capitales de provincia y departamentos marítimos, y que llegara además a las fronteras de Francia y Portugal. La ley se aprobó el 22 de abril de 1855, fecha que se considera como la del nacimiento del telégrafo en España y de la creación del Cuerpo de Telégrafos. Así pues, desde sus orígenes el telégrafo eléctrico nace con vocación de servicio público.
Los aparatos telegráficos que se utilizaron en esta línea ya no fueron los “wheatstone de dos agujas” como en la línea de prueba, sino que se sustituyeron por los aparatos morse que ofrecían la ventaja de la sencillez de la manipulación y de la universalidad de su código.
La red telegráfica, la primera red de Comunicaciones.
La red telegráfica inicial, en 1855, tenía una configuración radial, con centro en Madrid, y en los años sucesivos se fue cerrando el polígono con líneas transversales. La estructura radial respondía al carácter centralista de la construcción del Estado liberal en España.
La red básica estaba ya muy completa hacia 1864, tenía una longitud de más de 10.000 Km. de líneas, 194 oficinas telegráficas y se cursaba casi un millón de telegramas al año. La red incluía todas las capitales de provincia y ciudades principales de territorio peninsular, las Islas Baleares y Ceuta, quedando fuera Melilla y las Islas Canarias que no tendrían comunicación telegráfica submarina hasta la década de 1880.
Las líneas de hilos telegráficos formaron parte del paisaje de las carreteras y de las vías férreas y lo transformaron. Sin embargo, uno de los problemas de las líneas telegráficas aéreas fue, además de los fenómenos meteorológicos, el robo de hilos conductores.
El factor humano: los telegrafistas.
Con la red telegráfica nació la profesión de telegrafista que siempre gozó de prestigio social por el hecho de manejar los aparatos telegráficos y sus códigos y de ser capaces de comunicar a personas de distintas ciudades. Concibieron su trabajo como un servicio a la sociedad y lo demostraron en numerosas situaciones, en la guerra intentando salvaguardar las comunicaciones, o en proyectos de colaboración con científicos encargándose de la difusión de los datos meteorológicos que ellos mismos tomaban.
Cuando terminó el siglo, en 1900, Telégrafos era una entidad plenamente consolidada y compleja y el telégrafo era el único medio de comunicación que cubría todas las necesidades sociales. El personal que lo atendía superaba los 4.000 funcionarios.
Visión histórica de la celebración del 22 de abril.
Esta fecha se venía celebrando desde 1888 a propuesta del telegrafista Antonino Suárez Saavedra. Siempre se hacía un banquete, con la presencia del director general de Telégrafos y telegrafistas de toda España, en donde se leían telegramas de adhesión de los funcionarios, que no podían asistir por estar de servicio.
En alguna ocasión, asistieron a la celebración del Aniversario ex directores generales, lo que parecía indicar que seguían estando unidos a los telegrafistas. Así en 1904, acompañaron al director general tres de sus antecesores en el cargo. Los cuatro hicieron sus discursos y fueron muy aplaudidos, por los doscientos telegrafistas, que se reunieron para el banquete.
La fiesta del 22 de abril siguió celebrándose, tanto en los grandes centros telegráficos, con comidas muy concurridas, como en los centros pequeños. A la que se organizaba en Madrid se le daba un carácter institucional, y acudían, a veces, una delegación de los Centros provinciales. Asistían representantes de las Administraciones extranjeras, de empresas de los cables telegráficos, que tenían relación con la Administración española, y los periodistas de los medios más importantes de prensa escrita, porque eran los principales clientes del telégrafo. Además, estos profesionales podían criticar juntos al gobierno, de no proporcionar los medios suficientes, para que España tuviera buenas líneas telegráficas, adecuados aparatos y suficiente personal.
Sin embargo, alguna vez dejó de celebrarse, porque las circunstancias del entorno social no invitaban a celebraciones. Uno de los años en que no se celebró fue 1905. Ese año debería haberse celebrado el 50 aniversario de la creación del Cuerpo, es decir las bodas de oro, pero en aquel año hubo una epidemia “de hambre”. Sin embargo, los periódicos recordaron la fecha, y en la revista profesional Electrón, un antiguo director general, Federico Laviña, escribió un artículo recordando la fecha.
A pesar de todo los telegrafistas no se quedaron sin celebración, porque Eduardo Vincenti, que siendo telegrafista se había dedicado a la política, fue nombrado alcalde de Madrid, en junio de 1905. Su nombramiento se celebró como si se tratara de un nombramiento conjunto. Se organizó un banquete con 150 comensales, donde hubo discursos y Jackson Veyán leyó sus versos correspondientes. Sus compañeros telegrafistas le llamaban “el escribiente” por su gran actividad literaria, y porque además, siempre escribía y leía unas cuartillas en las festividades de Telégrafos.
En la noche del 22 de abril de 1913 los telegrafistas organizaron su gran fiesta y se reunieron en el Hotel Ritz más de 300 destinados en Madrid y provincias. Presidió el acto el ministro de la Gobernación Santiago Alba, el subsecretario, el director general, los exdirectores Francos Rodríguez y Rosales, y el presidente de la Comisión organizadora Juan López Cruz. Durante la cena Santiago Alba se dirigió a los telegrafistas y pronunció las siguientes palabras: «… es para vosotros una verdadera necesidad, una cuestión de decoro y de honor contar con una Escuela de Estudios Superiores de Telegrafía. No podéis, no debéis, no tenéis por qué ser tributarios de otros profesionales, y menos de profesionales extranjeros. Vosotros estáis perfectamente capacitados para desempeñar estas funciones y yo espero que dentro del Cuerpo de Telégrafos hay hombres meritísimos capaces de dar esas enseñanzas y preparar a la juventud para esa magna y futura obra de transformación y modernización de todos los servicios de la Telegrafía en España.”
Santiago Alba cumplió su palabra, y por un Real Decreto de 3 de junio de 1913 se creó la Escuela Superior de Telegrafía, origen de la Escuela Superior de Ingenieros de Telecomunicación, por la que tanto había luchado Consuelo Álvarez, Violeta con sus escritos en las revistas profesionales de Telégrafos, en especial desde El Telegrafista Español de la que era redactora.
La Asociación de Amigos de Telégrafo recogió el testigo de la celebración del 22 de abril de la creación del Cuerpo de Telégrafos, con numerosos actos culturales, El año pasado, 2019, se presentó en la antigua Escuela de Telégrafos de Madrid el sello de Correos Homenaje a la mujer telegrafista, en la figura de Consuelo Álvarez, Violeta, telegrafista, periodista y defensora de los derechos de la mujer.
Este año se iba a celebrar los 165 años de la creación del Cuerpo de Telégrafos y el 100 aniversario de la creación de la carrera de ingenieros de Telecomunicación. Sin embargo, estas celebraciones han tenido que ser aplazadas por pandemia del COVID-19 que estamos sufriendo.