Antonio Castilla López (1886-1965), gaditano, de Jerez de la Frontera, fue empresario, investigador, ingeniero y telegrafista.
Ingresó en el Cuerpo de Radiotelegrafistas del Estado en 1904, y fue destinado a Cádiz. En enero de 1907 fue destinado a Madrid, donde se matriculó en la Escuela de Ingenieros Industriales y, poco después, en octubre del mismo año fue destinado a Barcelona hasta 1916; le proporcionó un buen entorno técnico, que le permitió realizar estudios y pruebas de Telegrafía sin Hilos (TSH), tecnología matriz de la actual radiodifusión. Pronunció conferencias en la Universidad de Barcelona en 1911 y 1914 sobre los avances de la radio.
En 1916 se le concedió licencia ilimitada por la Dirección General de Telecomunicaciones, trasladándose a Nueva York, donde trabajó en los laboratorios del físico De Forest, considerado el padre de la radiodifusión en competencia con Marconi. Castilla obtuvo el título de ingeniero en radioelectricidad en Estados Unidos.
Abandonó su carrera telegrafista para iniciar una aventura empresarial, pionera en España, de fabricación de equipos transmisores y receptores de radio, a la que denominó Compañía Ibérica de Telecomunicación, bajo la dirección de Castilla, con sede en Madrid, junto a la antigua Estación del Norte, convirtiéndose en la primera y gran figura de la radio en España.
Sus progresos fueron imparables: en 1918 fueron instalados equipos de transmisión fabricados por Castilla en los buques de la Compañía Isleña Marítima, Rey Jaime I y Mallorca, el primero en viaje a Mallorca mantuvo perfecta comunicación con el puerto de Barcelona por telefonía sin hilos, siendo la primera vez que se realizaba en España. Pronto se fabricaron e instalaron gran número de aparatos en los buques de la Marina Mercante y de Guerra.
En 1920 dio Castilla unas conferencias en la Universidad de Valencia sobre la Física del Tubo Electrónico, y al final logró que el auditorio escuchara una transmisión de música y canto, emitido desde una emisora instalada en los alrededores de Valencia. Tal demostración es considerada como la primera emisión de radiodifusión en España y casi en el mundo.
A través de su fábrica Compañía Ibérica de Telecomunicación en el año 1923 sacó al mercado, bajo la marca Iberia, los primeros receptores de radio de tecnología totalmente española. Decidió crear la primera emisora de radio española, bajo el nombre de Radio Ibérica, en 1923, de 500 vatios de potencia, la más potente en Europa, pero por temas burocráticos, fue concedida la sexta licencia. Fue nombrado en 1924 presidente de la Asociación de Radio Española. Creó Radio Castilla EAJ-4, que inició sus emisiones en octubre de 1925.
Como hecho anecdótico, gracias a Antonio Castilla se fabricaron válvulas y anuncios de neón: la primera instalación realizada fue el anuncio de “Tío Pepe”, de la Bodega González-Byass, en la Puerta del Sol de Madrid, que todavía se conserva. También en la tecnología termoiónica, Antonio Castilla fue pionero en España.
Dedicó toda su actividad a la investigación y desarrollo en el campo de las telecomunicaciones y creó nuevas patentes por las que consiguió reconocimiento internacional.