Conmutador suizo

Conmutador suizo

Conmutador suizo.

Segunda mitad del siglo XIX

En la concepción más simple de una línea telegráfica con estaciones intermedias. Era necesario tener algún dispositivo que permitiera a estas conectar sus aparatos a la línea, para establecer comunicaciones propias, y desconectarlos para no interferir en las comunicaciones de las demás estaciones. Los conmutadores sirven para dar a las corrientes eléctricas la dirección que convenga, haciéndolas pasar por el aparato o conductor que se desee. Su necesidad dentro de las estaciones es evidente. Se utilizan para hacer comunicar el hilo de línea, ya sea con el receptor, ya sea con el timbre; para poner en comunicación con la línea que se desee un aparato que sirva varias líneas; para cambiar la pila que sirve un aparato…

Segunda mitad del siglo XIX

Con el nombre genérico de conmutador se denominaron una gran variedad de dispositivos entre los que se encontraba uno de los más comunes, el conmutador suizo. Este aparato es de los que más se utilizaron en los inicios de la telegrafía. Cuando aún eran poco numerosas las líneas que entraban en las estaciones. Está formado por dos series de barras metálicas, aisladas entre si y montadas en ángulos rectos unas con otras. En los puntos en que se cruzan las barras de ambas series, hay practicados orificios en los que se introduce una clavija de cobre, que generalmente está hendida en su parte inferior. Las barras terminan en bornes que conectan con hilos. Introduciendo la clavija en el orificio que corresponde al punto de cruce de dos barras, se establece la comunicación entre los dos hilos situados en sus extremos, y en consecuencia, una línea concreta enlaza con determinado aparato o con otra línea. Así pueden realizarse cuantas combinaciones se deseen entre líneas y aparatos.

Conocido desde la mitad del siglo XIX, la Circular de la Dirección General de Telégrafos de 1877 recomienda su uso en las líneas españolas, por encima de los otros modelos conocidos. Este conmutador suizo procede de los fondos de la antigua Escuela Oficial de Comunicaciones y lleva inscrito el nombre de Miguel Cuadrado Maeso.