El 29 de abril de 1929 se publica el Decreto Ley de rescisión del contrato con la Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos (CNTSH), y autorización a Transradio Española, S.A., para tomar a su cargo las estaciones de servicio internacional y las estaciones costeras.
En 1927, y poco antes de agotar su concesión, la CNTSH se integró en el Sindicato Transradio Español, filial de la alemana Transradio, empresa fundada en 1918 como subsidiaria de Telefunken y especializada en la radiotelecomunicación internacional, que ya operaba en distintos países latinoamericanos.
Esta empresa, participada también por Siemens, mantenía una posición preeminente sobre el resto de sus competidoras ya que contaba con los derechos de explotación de una serie de patentes extranjeras (por ejemplo, las de las empresas Marconi’s Wireless Telegraph Company, Compagnie Générale de Télégraphie sans fils o Gesellschaft fuer Drahtlose Telegraphie, m.b.h. Telefunken) y ya había obtenido en marzo de ese año una primera concesión para el establecimiento de comunicaciones radiotelegráficas internacionales aun no explotadas.
Transradio también obtuvo, mediante decreto, una licencia para ofrecer servicio a varios países latinoamericanos. Esto, unido a la ausencia de interés por parte de otras compañías en un servicio que ya empezaba a considerarse obsoleto, convirtió a la empresa alemana en hegemónica del servicio radiotelegráfico en España.