Luigi Galvani (1737-1798) fue un médico y físico italiano, nacido y fallecido en Bolonia. Comenzó los estudios de teología que abandonó más tarde por los de medicina, persuadido por su familia, en 1755.
Se graduó en 1759 en Medicina y Filosofía, como era habitual entonces. Dividió sus primeros años de actividad académica entre la investigación anatómica y la práctica quirúrgica. Su tesis doctoral versó sobre la estructura, función y patología de los huesos. En ella describe los elementos anatómicos y «químicos» con que los huesos se forman, sus patrones de crecimiento, así como las enfermedades que les afectan.
En 1775 llegó a ser profesor adjunto en la cátedra de anatomía de la Universidad de Bolonia. El Senado lo nombró preparador y conservador del Museo anatómico en 1766, y en febrero de 1782, ocupó el cargo de profesor de obstetricia en el Istituto delle Scienze. Llegó a presidir la Academia de Ciencias en 1772.
Paulatinamente, fue interesándose por la fisiología y, en especial, por la interacción entre ésta y la electricidad. A lo largo de la década de 1780 llevó a cabo numerosos experimentos en dicho campo, algunos de ellos célebres, como el de la contracción muscular experimentada por las extremidades de una rana muerta al tocarlas Galvani con unas tijeras metálicas durante una tormenta eléctrica. En los años siguientes siguió reuniendo evidencia empírica de la naturaleza eléctrica de la actividad neurológica, hasta la publicación en 1791 de su ensayo Comentario sobre el efecto de la electricidad en la movilidad muscular, donde expuso la teoría de la existencia de una fuerza vital de naturaleza eléctrica que regiría los sistemas nervioso y muscular.
En los últimos diez años de su vida, triunfó al convertir su nombre en un vocablo común: la electricidad permanente producida por dos metales en contacto se llamó electricidad galvánica, en oposición a la electricidad estática que se producía al frotar ámbar sobre vidrio. Ampère en 1820, también sugirió que el instrumento para detectar el paso de la corriente eléctrica se denominara galvanómetro en honor a Galvani. En la actualidad, la palabra galvanómetro representa un aparato para medir pequeñas corrientes eléctricas, mientras que si éstas son elevadas, se denomina amperímetro.
Galvanómetro receptor bipolar. Museo Postal y Telegráfico. Madrid.
Un galvanómetro es un dispositivo que se emplea para indicar el paso de pequeñas corrientes eléctricas por un circuito y para la medir la intensidad de la misma. El mismo está compuesto por un imán que provee un campo magnético fijo, y una bobina móvil que gira en torno al campo magnético cuando se hace pasar corriente a través de ella.
La principal característica de un galvanómetro es la capacidad de mover una aguja cuando se hace circular una corriente continua a través de él. El movimiento de esa aguja es proporcional a la intensidad de la magnitud que se está midiendo. Todo esto se explica por medio de las leyes del magnetismo.
El funcionamiento de los galvanómetros se basa en la interacción de la corriente eléctrica continua y el campo magnético fijo que provee el imán. Al circular la corriente a través de la bobina, se genera un campo magnético que, por estar cerca del campo fijo del imán, origina una fuerza que hace girar la bobina en un sentido determinado. Dado que la aguja está fija a la bobina, ésta también se mueve. Basta colocar la escala detrás de la aguja para realizar lecturas. Un resorte espiral permite que la aguja vuelva a su posición original, una vez que se interrumpe el paso de la corriente.
La principal utilidad de un galvanómetro es la de comprobar el paso de corriente por un circuito. Debido a su sensibilidad para indicar la cantidad de corriente que pasa a través de él, constituye la base de muchos instrumentos de medición como voltímetros, amperímetros, y polímetros.
Los valores máximos que puede soportar un galvanómetro son muy pequeños y tienden a quemarse. Por tal razón se les agrega una resistencia de valor constante, llamada “shunt” que consume la mayor parte de la corriente y permite medir valores mayores. Una utilidad típica del galvanómetro es la de ayudar a explicar fenómenos magnéticos y electromagnéticos en los laboratorios de las escuelas. Los telégrafos de Schilling, Gauss-Weber, Carl Steinheil, Cooke y Wheatstone contaban con galvanómetros.
En la Sala de Telegrafía del Siglo XIX del Museo Postal y Telegráfico hay expuestos diferentes modelos de galvanómetros, como galvanómetros para mediciones de hierro, de capilla, balístico, bipolar, etc.